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mayo 22, 2025Hace unas semanas, completé mi primer maratón en 2:57:31, tan solo 6 meses después de haber comenzado a correr.
En marzo, decidí que quería asumir un nuevo reto físico, y dado que el clima estaba mejorando, elegí correr. Había desarrollado una relación muy negativa con esta actividad durante mis años jugando béisbol, ya que correr solía ser un castigo por un mal desempeño. Pero pensé que, al hacerlo en un nuevo contexto, esa percepción cambiaría.
Autor: Sahil Bloom (Tw: @SahilBloom) En colaboración con Axend.

Me propuse una meta ambiciosa: correr un maratón en menos de 3 horas dentro de los 6 meses desde que empecé. ¿Por qué? Porque me parecía la marca de un “aficionado de élite”, y creí que era alcanzable si realmente me exigía.
Me inscribí al Maratón de Erie, que estaba programado para el 10 de septiembre, y comencé a entrenar como un loco para lograr mi gran objetivo.
Y cuando llegó el 10 de septiembre, lo logré… y al principio se sintió increíble. Pero lo que pasó después me sorprendió, y me llevó a un cambio fundamental en la forma en que pienso sobre establecer y alcanzar metas en el futuro.
Hablemos con honestidad sobre el lado oscuro de las grandes metas…
Bienvenido al lado oscuro
Si eres una persona ambiciosa (y me atrevo a decir que la mayoría de nuestros lectores lo son), probablemente has seguido un modelo que se ve así:
- Comienzas en el Punto A
- Estableces una Gran Meta para llegar al Punto C
- Trabajas como loco para alcanzar esa Gran Meta
El problema, tal como lo veo ahora, es lo que ocurre después.
Hay dos posibles resultados con las Grandes Metas:
Meta no alcanzada: Trabajas y trabajas para lograr tu Gran Meta, pero no lo consigues. El dolor, la tristeza y la desilusión por no alcanzar una meta en la que invertiste tanto es real y evidente. Todos conocemos ese sentimiento. Suele doler aún más si te quedas muy cerca de lograrla, ya que el resultado se volvió binario: todo o nada. Esto es lo que habría sentido si hubiese corrido un maratón en 3:01:00.
Meta alcanzada: ¡Lo lograste! Alcanzaste tu Gran Meta. Sientes una euforia inmediata. Luego te vas a dormir, te despiertas al día siguiente y piensas: “Ok, ¿y ahora qué?” Sabes que deberías sentirte genial, pero no es así, lo que hace que te sientas peor. Nadie quiere oírte quejarte de tus “problemas de champán”, así que te los guardas.
Este bajón después de lograr una meta es lo que sentí tras correr el maratón, y en lo que quiero centrarme hoy.
Mi perspectiva: Las Grandes Metas crean una tormenta perfecta para la infelicidad a través de tres vías principales:
- La falacia de la llegada
¿Cuántas veces has asumido que la felicidad duradera estaba al otro lado de una Gran Meta (un ascenso, un aumento, otro título académico, etc.)?
¿Y cuántas veces te equivocaste? La “falacia de la llegada” es el término que describe esta suposición falsa: que alcanzar una Gran Meta nos traerá felicidad duradera. Es una psicología del “Cuando… Entonces”: “Cuando logre X, entonces seré feliz”. La realidad es que el logro en sí no es una fuente de felicidad duradera.
Nuestra naturaleza (adaptación hedónica) nos mantiene corriendo: volvemos a nuestro nivel base y empezamos a preguntarnos qué sigue.
2. Disolución del propósito
Cuando estás persiguiendo una Gran Meta, te despiertas con un propósito claro. En mi caso, mientras perseguía la meta del maratón, sabía que tenía que enfocarme en correr y entrenar. Me despertaba con energía y entusiasmo para seguir avanzando.
Después de alcanzarla, me desperté sin una razón clara para exigirme físicamente. Me sentía un poco perdido, siendo honesto, porque no sabía en qué estaba trabajando o hacia qué me dirigía. La felicidad de haber alcanzado la meta fue reemplazada por una sensación de estar a la deriva.
El enfoque en una única Gran Meta te da un propósito, pero también te lo quita cuando se logra.
3. Enfoque extrínseco
En un metaanálisis de 105 estudios con más de 70,000 participantes, los investigadores encontraron que valorar y priorizar metas extrínsecas (por encima de las intrínsecas) lleva a un menor bienestar.
Mi observación es que las Grandes Metas suelen ser de naturaleza extrínseca:
- Un ascenso, un nuevo título o un gran aumento
- Logros financieros (como convertirse en millonario)
- Alcanzar cierto número de seguidores o fama
Estas Grandes Metas se convierten en la forma en que definimos el éxito personal. Pero alcanzar una meta no es suficiente: simplemente reiniciamos el marcador y necesitamos lograr otra Gran Meta para sentirnos exitosos.
Al definir nuestro éxito en función de estas metas externas, nos estamos preparando para la infelicidad.
El caso a favor de las Micro Metas
En la introducción dije que mi comprensión del lado oscuro de las Grandes Metas me llevó a cambiar radicalmente cómo pienso sobre establecer y lograr objetivos. No voy a decir que elimines las Grandes Metas de tu vida. Sigo creyendo que son importantes para impulsarte a crecer y adaptarte. Seguiré teniendo Grandes Metas (aunque intentaré que estén basadas en objetivos intrínsecos, si es posible).
Pero el gran cambio que haré es este: me voy a enfocar en Micro Metas.
Las Micro Metas son pequeños objetivos de crecimiento y desarrollo incremental.
No son grandes saltos (como correr un maratón en menos de 3 horas), sino pasos pequeños en el camino (como completar una carrera de 10 millas sin dolor). Las Micro Metas resuelven los tres principales puntos débiles de las Grandes Metas:
- Evitan la falacia de la llegada:
Las Micro Metas son tan pequeñas que no depositas en ellas expectativas desproporcionadas de felicidad. Te mantienen motivado para crecer, sin la presión de que transformen tu vida.
- Crean un propósito diario:
Las Micro Metas son continuas, no aisladas. No hay una gran caída de propósito porque siempre hay otra Micro Meta en el horizonte cercano que te motiva. Además, en mi nueva práctica, siempre estableceré Micro Metas justo después de alcanzar una Gran Meta, para asegurar que tenga un propósito en los días siguientes. Por ejemplo: una Micro Meta de recuperación después del maratón.
- Enfoque intrínseco:
Estas Micro Metas suelen ser más intrínsecas por naturaleza—en parte porque son tan pequeñas que no vale la pena compartirlas públicamente para ganar validación externa. Te reorientan hacia adentro.
Donde fallan las Grandes Metas, brillan las Micro Metas.
Mi nuevo enfoque será el siguiente:
- Establecer una Gran Meta general para marcar la dirección.
- Establecer Micro Metas pequeñas e incrementales para el enfoque diario.
- Ajustar y corregir las Micro Metas regularmente con base en la evidencia.
Equilibrar lo grande con un enfoque en lo micro es donde planeo prosperar. Lo pequeño es hermoso. Muchas pequeñas victorias suman algo espectacular.
Recuerda: lo ordinario se convierte en extraordinario.
Referrencias:
Bloom, S. (s. f.). The Dark Side of Big Goals | The Curiosity Chronicle. https://www.sahilbloom.com/newsletter/the-dark-side-of-big-goals